En primera persona
Barranquilla Loca, loca, loca
Barranquillas la cuarta ciudad en importancia de Colombia y destaca en general por ser el lugar donde nació Shakira, pero en particular por el carnaval más pagano y famoso de la región, según aquellos que han viajado para contrato.
Es simplemente EL CARNAVAL DE BARRANQUILLA.
Descubrí su existencia una tarde del 2010 leyendo una excelente nota escrita por el periodista Cristian Alarcón en la revista Crítica isis. En ese texto, Alarcón describe en primera persona su experiencia y participación en el carnaval, contando desde su personificación como Pablo Escobar, hasta su errante método de envío de la nota que escribió sobre su experiencia a la revista, luego de una increíble de una noche de reviente caribeño.
En ese mismo momento deseé poder ir a ese país y particularmente a esa fiesta.
Pero no fui la única que leyó ni que proyectó ir: al tiempo de esa publicación, charlando con mi amiga Silvina Tamous, nos contamos casi al unísono la lectura del artículo y en menos de diez minutos ya teníamos decidido que iríamos. La excusa era perfecta: celebrar mis 40 años.
Colombia nos esperaba.
Alarcón ya nos había contado en su nota que la ciudad era la cuarta más poblada del país después de Bogotá, Medellín y Cali y la constituyen los municipios de Soledad, Malambo, Galapa y Puerto Colombia. Está ubicada al Norte del país y a 15 kilómetros de la desembocadura del río Magdalena (sí, el que tanto nombre Gabriel García Márquez) en el Mar Caribe. Hay playas, comidas típicas, lugares históricos, y también el carnaval más loco del mundo.
Llegamos a Barranquilla después de unos días en Cartagena, donde la magia vive y vibra, a la ciudad más desconcertante e intensa que nos hayamos imaginado antes y incluso después de haber estado. Ese carnaval, tan pagano, por cierto, nos esperaba de una manera más hostil que divertida: para estar ahí hay que vivirlo como las y los barranquilleros: tomar mucho alcohol, bailar, desfilar, entender ese idioma tan propio y entrar en lugares tan íntimos y colectivos a la vez. Como digo siempre que recuerdo esa estadía están todos de la cabeza. Pero todo tiene un sentido y eso es lo peculiar de la historia. ¿Por qué se celebra el carnaval de Barranquilla? ¿En honor a quién?
Cuenta la historia que un tal Nicolás Ariza, un cochero que vivió a principios de siglo XX, cuyo apodo era Joselito, salió de su casa un sábado de carnaval y se lo encontró al martes siguiente semiinconsciente en la calle y sucio de maicena. Al creerlo muerto se le organizo un funeral y un entierro simbólico, con gente llorando alrededor y mujeres preguntando Joselito ¿porque te moriste? Hasta que en un momento el cochero despierta y grita no estaba muerto, estaba de parranda. Tal cuál la canción que repetidas veces hemos bailado y cantado en fiestas, sin saber quién era el tal Joselito, el parrandero de Barranquilla.
Esta celebración se hace el martes previo al Miércoles de Ceniza y de esa forma los barranquilleros dan por terminado el carnaval.
Toda esta historia que se vive año tras año sirve para ilustrar esa experiencia y saber que cada lugar o festividad tiene su idiosincrasia y que muchas veces para entrar a ese mundo hace falta más conocimiento, precaución e información. Volvería a ese carnaval sin ninguna duda, pero más preparada e interiorizada de cómo se vive y se transita apasionadamente esa fiesta como una persona más sin ser colombiana.
Como todo carnaval existen en el de Barranquilla eventos tradicionales que le ponen color y alegría al turista, pero sobre todo al colombiano.
La Batalla de Flores es un desfile de cuatro kilómetros en los que 11.000 participantes deleitan a más de 50.000 asistentes que se apostan en el Cumbiódromo de la Vía 40 que hace 20 años fue declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.