Una reserva de sequoias para hacer senderismo

31 de julio 2024

El turista que llega a San Francisco, esa bella ciudad norteamericana de calles que suben y bajan todo el tiempo y de casas de estilo victoriano, se enfoca en tres paseos ineludibles: El bello puente Golden Gate, que en días luminosos brinda una visión completa de la ciudad, y en los brumosos se convierte en un lugar romántico por excelente. La prisión de Alcatraz, con un recorrido guiado hasta las celdas de los que lograron escaparse de esa isla trampa que dejó de albergar presos, pero se convirtió en una atracción total porque remite al pasado carcelario más estricto y aislado que tuvo Estados Unidos. El tranvía que sale del puerto y recorre parte de la ciudad, en un circuito que permite subirse y bajarse durante el día y acercarse a distintos barrios de ese enclave californiano.

Pero, a 12 kilómetros del Golden Gate, ese gigante rojo inmortalizado en decenas de películas y de series de TV, se erige un enclave natural impactante. El parque de Sequoias Muir Woods, en Mill Valley.

Nombrado en homenaje al naturalista John Muir, en el Monte Tamalpais, en 1903 el matrimonio integrado por William y Elizabeth Kent adquirieron Redwood Canyon, un enclave natural de uno de los árboles más antiguos y gigantes del planeta.

Tras recorrer un paisaje que incluye casas flotantes, en la zona de Sausalito, la llegada a Muir Woods desde San Francisco se cumple por un camino antiguo de montaña, de una sola mano de ida y otra de vuelta, con muy pocas áreas de descanso o para cambiar de dirección, pero que vale la pena transitar con tranquilidad hasta el estacionamiento del parque de sequoias, que ofrece al visitante más de seis kilómetros de senderos en distintos niveles, pero apto para todas las edades.

Entrar en el parque Muir Woods es una experiencia espléndida y no solo para quienes disfrutan de hacer senderismo, running, o caminatas. El paisaje inusual de árboles que en promedio tienen entre 800 y 900 años, que miden unos 150 metros de altura y pueden llegar a tener un diámetro de entre 5 y 7 metros, es inolvidable.

Recomendación básica: visitar esta reserva con calzado cómodo para caminar largamente, ropa deportiva y alguna bebida para contribuir a sentirse bien durante el recorrido. Recomendación obvia: cámara fotográfica o celular en mano para tomar imágenes que serán siempre impactantes.

Ingresar en Muir Woods permite tener una idea de cómo era la Tierra hace centenares de años. El bosque es muy tupido, la humedad se percibe en la piel y la frescura obliga a tener siempre un buzo puesto.

Es muy llamativo estar en plena naturaleza, una versión descomunal por el tamaño, y casi no ver el cielo. Es un paseo para hacer con calma, ya que hay que mirar por dónde lleva el sendero y, al mismo tiempo, detenerse para levantar la cabeza hasta el firmamento. En muchos sectores, la cantidad de sequoias hace que parezca que atardece todo el tiempo.

Hay algunos troncos caídos, que ayudan a entender las dimensiones de estos árboles, y que a veces son elegidos por parejas de recién casados para darle marco a la fotografía de los novios con sus relucientes trajes de fiesta.

¿Cómo se puede llegar? En automóvil o en excursiones programadas que pueden contratarse en San Francisco. La entrada a Muir Woods cuesta US$15 dólares por persona; los menores de 15 años ingresan gratuitamente. La entrada sirve para toda la jornada y se puede comer en el parque, porque hay un sector gastronómico y de tiendas de regalos para hacer un alto entre las caminatas.

Consejo: reservar la entrada con anticipación porque es un paseo muy demandado y tiene límite de ingreso diario de personas para que todos la pasen bien sin dañar el medio ambiente. Para mayores datos, se puede consultar la página oficial https://www.nps.gov/muwo                         

Por Elena López Arnejo