Hay solo tres lugares en todo el país donde los hieráticos Granaderos a Caballo, el ejército creado por José de San Martín, montan guardia en forma permanente como si fueran estatuas vivientes: la Casa Rosada, la Catedral Metropolitana frente a su tumba y el Museo Histórico Conventual San Carlos, en San Lorenzo, provincia de Santa Fe.
Pero solo ahí, en ese bellísimo convento museo interactivo, es donde los gallardos soldados que en su tiempo repelieron una escuadra completa de españoles pueden hablar con la gente y, presten atención, reciben al visitante, se sacan fotos, pasean a su lado, cuentan historias, son amabilísimos.
Es decir: hay que visitar el complejo de museos y paseos a la vera del Paraná en San Lorenzo y tan solo a media hora de Rosario. La llegada al convento San Carlos Borromeo está precedido por el Campo de la Gloria, donde el 3 de febrero de 1813 se desarrolló el único combate en territorio argentino que libró el entonces coronel de infantería José de San Martín.
¿Lo sabía?¿Tampoco que los españoles fueron engañados por el correntino un bello amanecer de verano y debieron huir? Todo esto asistido por los religiosos del convento que ayudaron al militar y al sargento Cabral, que le salvó la vida cuando cayó de su caballo.
La orden de San Carlos Borromeo, que construyó y mantuvo el convento, se fundó por los Padres Franciscanos y la Orden lo habitó en 1796 y fue alrededor de ese predio donde se formó el primer núcleo poblacional de la actual ciudad de San Lorenzo.
Por eso, la visita al museo -y al de Historia Regional, al que se ingresa por el San Carlos, más la Galería de Árboles Históricos (con el Pino como actor central) y la Sala Sanmartiniana- ocupan una superficie de 2000 m².
Allí todo es historia y naturaleza, rumor de río, silencio respetuoso y bella arquitectura. También se puede visitar el cementerio y la urna donde fueron depositados los restos de los soldados que murieron por la Patria en aquel combate.
En el interior del convento hay salas, comedores y celdas hechas para los sacerdotes donde descansaron los soldados y varios otros patriotas, como el mismo San Martín, entre otras atracciones.
El complejo es un paseo ideal para hacerlo en familia: desde el ingreso hasta el final del recorrido -de un poco más de una hora y media- el turista se sorprenderá con columnas con imágenes interactivas -hablan desde un marco repujado en color dorado, como los de la época- desde las que algún sacerdote, general o soldado les contarán la historia de lo que pasó en aquella memorable jornada. Aquí podrán conocer personajes de la vida religiosa, misionera y educadora franciscana, revivir el combate de San Lorenzo en 360º -el visitante se verá de pronto en medio del combate o a bordo de los barcos realistas- y descubrir detalles de la historia de San Martín y sus granaderos.
El convento fue perfectamente conservado al igual que la iglesia y los turistas podrán así tener una idea de cómo era la vida cotidiana de una época que marcó la independencia total del país.
Por otra parte, la ciudad de San Lorenzo ofrece una grata variedad de gastronomía y hotelería para los que deseen disfrutar de la paz a la vera del río.
Datos útiles:Cómo llegar: El camino más fácil es avenida Circunvalación 25 de mayo, luego Ruta Nacional 8 y autopista Rosario – Santa Fe. El museo cobra entrada, pero hay descuento para jubilados y grupos estudiantiles.